dimecres, 25 d’abril del 2012

Jornada Pastoral Obrera 1er Maig a València


Jornada de reflexión y celebración que anualmente organiza la Pastoral Obrera de Valencia, formada por Movimientos cristianos vinculados al mundo obrero. Charla "Retos de la Clase Trabajadora ante la crisis" a cargo de Joan Sifre.



Dia: 28 Abril
Lugar: Parroquia Preciosísima Sangre (Malva-rosa). Valencia
18:30h Charla "Intuiciones y respuestas ante la realidad en el mundo del trabajo"
20h Eucaristia
21h Cena compartida


1º de mayo: “Mirar la realidad con esperanza”

Los movimientos especializados de Acción Católica para la evangelización del Mundo Obrero: JOC (Juventud Obrera Cristiana), MTC (Mujeres Trabajadoras Cristianas) y HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) presentamos el comunicado “Mirar la realidad con esperanza” con motivo de la celebración del 1º de mayo, Día del Trabajo.

El 1º de Mayo es para nuestros movimientos tiempo de reflexión y discernimiento, de renovación del compromiso y de celebración de nuestra fe en el acontecer del mundo obrero y del trabajo.
Como parte de la Iglesia, debemos discernir desde el Evangelio los signos de los tiempos. Un discernimiento que a nosotros, movimientos de Acción Católica en el mundo obrero y del trabajo, nos hace preguntarnos cómo se anuncia y manifiesta la salvación de Dios en la realidad social que hoy vive el mundo del trabajo y qué es lo que está truncando su proyecto de fraternidad y justicia universal. ¿Hay hoy día buenas noticias para las personas empobrecidas?
Nuestro discernimiento nos debe ayudar a descubrir lo que en el actual contexto histórico, en las condiciones de vida y trabajo de tantas familias, existe como freno y ocultamiento del Reino de Dios, para transformar la realidad y colaborar a construir humanidad. Es la vida humana, lo más importante para Dios, lo que está en juego.
La pobreza, agravada por la crisis actual y por la mercantilización y precarización del trabajo, es un signo de la negación de Dios porque niega a la persona humana. Las causas de la crisis económica que padecemos y las distintas políticas que, desde hace años se vienen poniendo en marcha, siguen profundizando en una desigualdad estructural que sufre el mundo obrero y del trabajo, especialmente las personas más débiles: desempleadas, jóvenes, mujeres, inmigrantes…
Las reformas laborales, la reforma de las pensiones, las políticas de austeridad presupuestaria y de reducción en gastos sociales, la búsqueda de la competitividad a través de una devaluación interna de las condiciones de vida y trabajo de la ciudadanía, además de no contar con el respaldo de toda la comunidad política y económica, dentro y fuera de nuestras fronteras, siguen ahondando en un modelo social, profundamente inmoral. Así se niega el principio básico de humanidad que Juan Pablo II reclamaba: “las necesidades de los pobres deben tener preferencia sobre los derechos de los ricos; los derechos de los trabajadores, sobre el incremento de los beneficios” (Toronto, 14 de septiembre de 2004).
Nuestra experiencia de encuentro con Jesucristo Resucitado nos hace mirar también la realidad con esperanza. En ella encontramos muchos signos que anuncian el Reino de Dios y su justicia. La vida de muchos hombres y mujeres del trabajo, de los jóvenes, sus ansias de justicia y de dignidad, sus experiencias de lucha y solidaridad, de organización y de cooperación, el reclamo de otro mundo posible, de parroquias y comunidades cristianas enraizadas en barrios obreros, de muchos militantes obreros cristianos, son testimonio de resurrección.
Este 1º de Mayo es también para nosotros un tiempo de acción evangelizadora y de compromiso transformador. Por eso, muchas y muchos de nosotros, estaremos presentes en los actos y/o manifestaciones que en ese día reclaman derechos sociales y laborales, porque entendemos que son un deber de justicia.
La experiencia del amor de Dios en nosotros queremos convertirla en amor a nuestros hermanos, compañeros y compañeras del mundo obrero y del trabajo al que pertenecemos. Un amor del que no podemos separar la lucha por la justicia.
Es tiempo, por tanto, de la caridad política que se ha de plasmar:
- En formas de vida, personal y comunitaria, que propongan y hagan visibles estilos de vida alternativos, austeros, sostenibles y solidarios.
- En compromiso en las organizaciones del mundo obrero, para que éstas coloquen en el centro de sus reivindicaciones y proyectos a los sectores más empobrecidos.
- En denuncia de las políticas que generan desigualdad y rompen la vida humana y el desarrollo del trabajo como principio de vida.
- En gestos que prioricen la preocupación por el mundo del trabajo en las planificaciones de nuestras Iglesias diocesanas.
- En la difusión y fidelidad de los principios y orientaciones que la Doctrina Social de la Iglesia propone. Así ayudaremos a la sociedad a encontrar respuestas éticas a la actual crisis que vivimos.
Esta acción y compromiso son fundamentales para ofrecer a Jesucristo como Buena Noticia en el mundo obrero y del trabajo, como propuesta de vida personal y social.
Por último, este 1º de Mayo es, también para nuestros movimientos, un tiempo de celebración de nuestra fe en el acontecer de nuestras vidas de trabajadores. En todas las diócesis españolas se llevarán a cabo Eucaristías, vigilias de oración, encuentros… donde celebraremos que Cristo sigue acompañando nuestras vidas y nuestras luchas, sigue acompañando al mundo obrero y del trabajo que sigue sufriendo.

dissabte, 14 d’abril del 2012

Boletín trimestral "Pendre la Paraula" nº2 Abril 2012


Segundo número del Boletín trimestral "Pendre la Paraula", publicado por el Sector sobre inmigración de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) de Valencia.

Os recordamos que podéis seguir visitando también el Blog con el mismo nombre: http://prendrelaparaula.blogspot.com/


Rogamos que lo difundáis entre compañeros y amigos, y entre personas solidarias en general.





dilluns, 9 d’abril del 2012

Entrevista a un compañero de la campaña ‘CIEs NO’ de Valencia



Salva de la Cruz, portaveu de la plataforma que vol tancar els centres d'acollida d'immigrants en "La Nit" de Nou24.

divendres, 6 d’abril del 2012

HOAC y JOC ante la Huelga General del 29M

 REFLEXIÓN DE LA HOAC Y DE LA JOC ANTE LA HUELGA GENERAL



Las organizaciones sindicales han convocado una huelga general el próximo 29 de marzo para pedir al Gobierno de España la retirada de la recientemente aprobada reforma laboral que ha sido adoptada sin acuerdo con los sindicatos,  y contra los recortes en derechos sociales.
La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y la Juventud Obrera Cristiana  (JOC) queremos, desde nuestro ser Iglesia y nuestra misión evangelizadora en el mundo obrero y del trabajo, ofrecer una reflexión ante este hecho. Creemos que, aun siendo legítimo el Gobierno y la representación parlamentaria actual surgida de las urnas y, por tanto, las decisiones que en dicho parlamento se acuerden, la sociedad civil puede manifestar y orientar, desde su opinión y acción pacífica, las medidas que el poder legislativo y ejecutivo lleven a cabo. Especialmente cuando muchas de ellas no han sido fruto de la negociación y el consenso entre los distintos agentes sociales, en un momento en el que la realidad socioeconómica y las cifras de desempleo demandan políticas y reformas estructurales.
En este sentido, la HOAC y la JOC  hicimos pública el pasado 16 de febrero nuestra valoración de la reforma laboral. Nos parece injusta y rechazable, porque constituye un duro golpe al derecho laboral y a los derechos de las personas y familias trabajadoras. Los recortes en derechos laborales y sociales que se están imponiendo son injustos y completamente injustificados. Estas decisiones afectan al conjunto de la sociedad pero, de manera más lesiva, a los sectores más débiles y empobrecidos del mundo del trabajo.
Consideramos que esta reforma, como otras anteriores, parte de un mal planteamiento: pretende someter los derechos de los trabajadores y trabajadoras a las exigencias de la economía, cuando lo justo y lo humano es lo contrario, ordenar el funcionamiento de la economía desde los derechos de las personas trabajadoras (cf. Juan Pablo II, “Laborem Exercens”, 17; Concilio Vaticano II, “Gaudium et spes”, 67). En otras palabras, como nos recuerda el catecismo de la Iglesia (2425): “La regulación de la economía únicamente por la ley de mercado quebranta la justicia social, porque «existen numerosas necesidades humanas que no pueden ser satisfechas por el mercado» (CA 34). Es preciso promover una regulación razonable del mercado y de las iniciativas económicas, según una justa jerarquía de valores y con vistas al bien común.”
Como siempre que se produce una convocatoria de huelga, recordamos que “La doctrina social reconoce la legitimidad de la huelga «cuando constituye un recurso inevitable, si no necesario para obtener un beneficio proporcionado », después de haber constatado la ineficacia de todas las demás modalidades para superar los conflictos. La huelga, una de las conquistas más costosas del movimiento sindical, se puede definir como el rechazo colectivo y concertado, por parte de los trabajadores, a seguir desarrollando sus actividades, con el fin de obtener, por medio de la presión así realizada sobre los patronos, sobre el Estado y sobre la opinión pública, mejoras en sus condiciones de trabajo y en su situación social. También la huelga, aun cuando aparezca « como una especie de ultimátum », debe ser siempre un método pacífico de reivindicación y de lucha por los propios derechos; resulta « moralmente inaceptable cuando va acompañada de violencias o también cuando se lleva a cabo en función de objetivos no directamente vinculados con las condiciones del trabajo o contrarios al bien común »” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 304).
Entendemos que la convocatoria de la huelga general está justificada en defensa de los derechos de las personas y familias trabajadoras, y es expresión de las legítimas funciones sociales que corresponden a los sindicatos.
Más allá de la diversidad de opiniones que pueda existir sobre la convocatoria de esta huelga general, nos preocupa la manera en que algunos sectores sociales y políticos pretenden deslegitimar la acción de los sindicatos. En este sentido queremos manifestar lo siguiente:

1º.- El objetivo que plantean los sindicatos con la convocatoria de la Huelga General es legítimo, y, además, está expresamente reconocido por la Constitución Española como un derecho fundamental de la ciudadanía (art. 28).
2º.- Dicho objetivo es también justo: siempre es justo reclamar diálogo social, negociación y búsqueda de acuerdos para cualquier decisión política, mucho más si afecta a derechos fundamentales de las personas, como ocurre con la reforma laboral.
3º.- El recurso a la huelga, que debe ejercerse con prudencia, responsabilidad y de forma pacífica, forma parte de la normalidad de un sistema democrático. Esto supone, por parte de los sindicatos y de los trabajadores desarrollar comportamientos pacíficos, así como por parte de los empresarios, no coaccionando éstos a sus trabajadores por participar en la huelga ni tomando represalias, en ningún momento, contra ellos.  Es preciso, también, una actitud no violenta de los medios de comunicación social ateniéndose a criterios de objetividad, justicia y verdad; la manipulación informativa  es una agresión violenta que hemos de rechazar.
4º.- Consideramos que los sindicatos necesitan mejorar su funcionamiento y acción, especialmente en la organización y defensa de los sectores más empobrecidos y vulnerables. Pero también reconocemos que desempeñan de hecho un papel fundamental en la defensa de la dignidad de las personas, con lo que realizan una función social esencial (tal como reconoce el art. 7 de la Constitución Española). Como parte de la Iglesia en el mundo obrero y del trabajo queremos recordar, además, que la Doctrina Social de la Iglesia considera a los sindicatos un bien social: “son un elemento indispensable de la vida social (…) son un exponente de la lucha por la justicia social, por los justos derechos de los hombres del trabajo (…) un factor constructivo de orden social y de solidaridad” (“Laborem exercens”, 20). Por eso, “las organizaciones sindicales tienen el deber de influir en el poder público, en orden a sensibilizarlo debidamente sobre los problemas laborales y a comprometerlo a favorecer la realización de los derechos de los trabajadores” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 307). Desde esta perspectiva, Benedicto XVI ha insistido recientemente en que en la actual situación, cuando se están poniendo en peligro derechos fundamentales de las personas y la solidaridad social, los sindicatos son más necesarios que nunca (cf. “Caritas in veritate”, 25).
                                                                            
                                                                                                         Madrid, 23 de marzo de 2012

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La HOAC de Valencia ante la Huelga General del 29 de Marzo.


La reforma laboral  recientemente aprobada no es más que el último paso en el proceso de deterioro de amplios sectores de la clase trabajadora


            Tras la reforma y posterior  congelación de las pensiones, la eliminación de la retroactividad en las ayudas oficiales destinadas a las personas dependientes, los recortes en el  sector público y en las inversiones del Estado en servicios sociales, esta reforma, al igual que las reformas laborales anteriores, profundizará en el empeoramiento de las condiciones de trabajo y en el empobrecimiento de las familias trabajadoras.

            Esta reforma, como recogíamos en la reflexión que sobre ella hacíamos conjuntamente con la  JOC:
- incrementará el empleo temporal, especialmente para los jóvenes;
- diversifica las modalidades de contratación a la carta;
- abarata el coste del despido;
- reducirá el crecimiento de los salarios;
- devalúa lo público (servicios sociales, educación y sanidad).

            Ante el llamamiento realizado por las organizaciones sindicales y sociales de huelga el próximo 29 de  marzo la HOAC de la Diócesis de Valencia apoya dicha convocatoria y, respetando la opciones de cada cual, hacemos un llamamiento a todos los trabajadores y las trabajadoras a sumarse a esta movilización, y contribuir con otros y otras a la mejora de las condiciones de vida y trabajo de las personas y las familias, de manera éstas sean el referente para la organización económico-productiva de nuestra sociedad.

            La doctrina social de la Iglesia reconoce la legitimidad de la huelga “cuando constituye un recurso inevitable , sino necesario para obtener un beneficio proporcionado“ después de haber constatado la ineficacia  de todas las demás modalidades para   superar los conflictos (CDSI-304).
   
Valencia 26 de marzo de 2012.